Por Francis Beltre González
A partir de la promulgación de la ley 24-97, se introduce en el derecho penal dominicano la tipificación de la violencia contra la mujer, sin embargo, los índices de violencia de dinero nos muestran fallas en el sistema, producto de que la aplicación de esta legislación se hace difícil por la falta de mecanismos efectivos dentro de la sociedad y del sistema de derecho.
La situación que presenta el feminicidio en nuestro país es grave. La muerte de 131 mujeres en un año desborda a toda la sociedad, y obliga a todas las instituciones de poder, a promover acciones desde la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres, como una cuestión de justicia social, de salud y de educación. Las instancias de poder deberán coordinar acciones con la sociedad civil para preparar estructuras que, a corto, mediano y largo plazo, puedan dar respuesta al fenómeno de la violencia de género.
La violencia contra las mujeres se constituye en un elemento importante del sistema patriarcal, conforma la base del mensaje de socialización en la masculinidad y se manifiesta desde las maneras más sutiles hasta el asesinato de mujeres o feminicidio.
El 27 de enero de 1997, con la promulgación de la Ley 24-97, la República Dominicana se sitúa entre los países de la región y del mundo que han modificado las legislaciones para favorecer a las mujeres y al igual que ellos, integra al sistema de derecho nacional la visibilizarían del tema de la violencia de género.
Además, en ese mismo año se introdujeron otras leyes de acción afirmativa, como la de cuotas y la de reforma agraria que otorga la posibilidad de título de propiedad parcelera a las mujeres.
Los cambios legislativos de 1997, introducidos a partir de la normativa, han producido la apertura de tímidas respuestas estructurales en la que se han ido creando espacios más o menos interesantes, lo que unido al trabajo realizado por el movimiento de mujeres y algunas ONGs.
¿Por qué continúan los feminicidios entonces?
Los que han administrado el Estado al parecer no han tenido un interés en buscar no la eliminación, pero por lo menos la reducción de este cáncer, que tanto luto ha llevado a las familias dominicas.
Los esfuerzos realizados por los diferentes gobernantes, lo que han hecho es acrecentar dicho mal y esto lo demuestran las estadísticas de feminicidios que tenemos.
Muchas legislaciones se han creado, muchas casas de ayuda, muchas condenas ejemplares, entre muchas otras cosas y ningunas han mejorado la enfermedad, la misma continúan cabalgando en los lomos de la violencia intrafamiliar y las muertes a raudales de mujeres.
Entonces. ¿qué es lo que se debe hacer para buscar una mejoría a la violencia contra la mujer?
La respuesta no es tan sencilla, ya que no es un problema que se resuelve a corto plazo, el mismo debe ser un proyecto de estado, donde cada gobernante se comprometa a dar continuidad a lo planificado.
Debe planificarse y ponerse en marcha un plan, el deberá ser estructurado por todas las fuerzas políticas del país y donde cada uno de comprometa a continuar el mismo.
Se trata de muchos elementos a tomar en cuenta, pero que todos tengan como eje principal, una educación en valores, donde nuestro currículo, se enfoque más, en trabajar la parte conductual del niño y formarlo en valores y con un amor a dios, a nuestra patria y exaltar, el valor de la mujer por sobre todas las cosas, pero saber que debe entonces ponerse en ejecución, lo que la constitución manda cuando se refiere a la obligatoriedad de la educación y la gratuidad de los mismos.
Así como poner un funcionamiento, el órgano encargado de controlar, los tipos de música y mensajes que se distribuyen por los diferentes medios de comunicación, los cuales incitan a la violencia.
Si se pensara en un plan a largo plazo, pero seguro, podríamos reducir significativamente este mal.