Más vale un toma que mil te daré

 

Sobre la base del pensamiento real y efectivo, las cosas que se aprecian son aquellas visibles y de que se pueden dar testimonio porque se ven, se pueden tocar e incluso hacer imágenes para la historia.

El recurso que se utiliza como evasiva para no hacer nada no debe ser utilizado sobre la base del planteamiento lógico para justificar la inaplicabilidad de cosas que se anuncien y no se hagan, de cosas que se deben hacer y no se hacen.

Las promesas sea quien sea que las haga no dejan de ser promesas, y sobre la base de la realidad nunca podrán compararse con las realidades.

Las promesas son ilusiones planteamientos al futuro que se siembran en la mente y el cerebro de las personas para llevarlos a una burbuja psicológica sobre la base de lo que se quiere y no se hace, responsabilizando a los demás de su falta de capacidad y su forma de mentir.

Sin lugar a dudas esto crea frustración y hace crecer el espíritu de la maldad y odio en esas mentes y corazones.

Sobre esa tesitura es que formulamos la afirmación que nunca será igual un toma a mil te daré.

Quienes tienen sus problemas resueltos nunca entenderán que la mayoría de los dominicanos están mal, otros muy mal  y que solo unos pocos están bien.

Siempre su análisis será sobre la base de lo irreal, desfavoreciendo la objetividad, la coherencia y el planteamiento lógico de la verdad que nos da de frente.

La gran mayoría de los políticos utilizan a las personas para realizar sus sueños y anhelos y luego cuando ya no le sirven intentan tirarlo a la basura o suplantarlo con alguien que le adule y que nunca sobre la base de la verdad le diga las cosas como son. 

Este pueblo en que vivimos es una ciudad pequeña en donde de manera obligada tenemos que vivir sin dejarnos intimidar por decir la verdad.

De nada vale pasarse la vida prometiendo cosas cuando la realidad es otra.

Aunque se trate de ocultar la  verdad y tapar el sol con un dedo siempre prevalecerá y nos estará dando en pleno rostro.

 

Que más vale un toma que mil te daré.

Por Miguel Ángel Geraldo